Los temas de la neutralidad en la red y de ancho de banda, sobre los que les conté hace tres publicaciones atrás, están dando coletazos (in)esperados. Neutralidad SI, bitácora administrada por Pepe Huerta, asesor del diputado Arenas, ha seguido los temas que tengan relación con los proyectos, por ejemplo, pruebas mediante tests que prueban la manipulación por parte de VTR sobre la conexión de los usuarios, y similares.

Mi enojo con el tema venía hace algunos días, cuando leí en el Dallas Morning News que habían llevado a juicio a un alto funcionario del distrito escolar de este sector porque “privilegiaba a los latinos” al entregar trabajos. El tipo se defendió y argumentó que efectivamente los latinos se estaban llevando los mejores puestos porque estando mejor preparados, trabajaban más, que siendo los más capacitados era obvia la asignación. Fue tanto lo que alegaron “los otros grupos minoritarios” –básicamente los negros y un par de blancos que les avivan la cueca- que terminaron despidiendo a dicho funcionario por discriminación. Estas igualdades a la fuerza en los cupos para trabajar huelen tan hediondas como la polémica paridad de ministros que quiso imponer la señora Bachelet hace un tiempo atrás.

Nada importa que haya empresas completamente avocadas a esta población de inmigrantes, generando lucas y puestos de trabajo “para el país”, habiendo desde compañías de celulares hasta venta de vehículos –y corre plata porque acá NADIE anda en cacharritos pequeños ni viejos-, pasando por un sinfín de productos y servicios. Tampoco se considera que la gran mayoría de los trabajos que esta gente hace por algunos dólares, son actividades que los gringos no están dispuestos a tomar, por ejemplo recoger “en cuatro patas” colillas entremedio de la gente que baila y conversa en los clubes -en una próximo ocasión contaré porqué saqué a colación este trabajo en particular…-, etc. Quizás lo anterior es una de las grandes diferencias que tiene la situación gringa con la chilena, porque los peruanos, bolivianos, etc. hacen labores por menos sueldo que los chilenos sí están dispuestos a cubrir, y los nacionales salen perdiendo.

Es tanta la paranoia que con el Hormigo optamos por dejar el castellano “puertas adentro”, o la gente derechamente te mira feo. Una pura vez me pillaron en un Sonic –es como un McDonalds- porque luego de pedir mi ensalada y cachureos, le pedí al Hormigo una “Cocacola” en vez de una “Coke”, jajaja. Algunas personas, para chequear, nos preguntan de dónde somos, y al ubicarnos “por ahí por Brasil o Argentina”, se relajan. -Usted, querido lector, creía que Chile, fiero jaguar latinoamericano, era conocido por estas tierras? No le sonamos a nadie! Con cueva a los gringos más viajados, que te dicen “ah sí, buen vino y buena carne”...-

Conque ya saben. Si viajan, ni en broma se le ocurra hablar como Speedy González. Definitivamente no es “cool” por estas tierras.

- Imagen tomada desde nacion.com

En mi recorrido bloguístico pasé por su bitácora. Mientras le dejaba un comentario, me fijé que en la columna derecha, debajo de la sabia frase de don Ricky, en la sección música, tiene publicada la canción “Juguemos a los Indios” de la artista-furor de antaño Xuxa. Hasta dejé de escribir para saborear con calma los recuerdos de esos años que me invadieron al escucharla, cuando mi edad constaba de una escasa cifra y mi principal actividad era revolotear por la casa todo el día. Tipín año ’87, porque todavía no iba ni al colegio.

Una tarde llegó una familia nueva a la calle. Era todo un acontecimiento, ya que no sólo la calle misma sino que “el pueblo” completo está formado por familias que se conocen de toda la vida. La familia venía llegando de Brasil. Si mi memoria no me falla y el “tollo” no es muy grande, creo que el papá se había ido por temas políticos para allá, había conocido a su señora y habían tenido una hija, que para mi maravilla, era de mi edad.

Una rubiecita flaquita llena de pecas y energía, con una personalidad impresionante y hablando en portugués llamó mi atención de inmediato. No recuerdo cómo o cuándo una de nosotras se coló a la casa de la otra, pero desde ese entonces fuimos las amigas más pegotes e inseparables que hubo. Como ninguna iba a jardín, prekinder o yerbas similares, teníamos todo el santo día para hacer diabluras. Almorzábamos en una casa, tomábamos once en la otra, y era un pataleteo salvaje cuando oscurecía porque queríamos seguir jugando con la montaña de Barbies, tacitas y demases que acumulábamos entre ambas. Afortunadamente para nosotras, la mamá era muy relajada, por lo que hasta a la playa yo iba acompañada, y bien aperadas de flotadores con monitos nos bañábamos y tomábamos solcito. Para los cumpleaños juntábamos a mis primos y amigos, a los suyos, a los vecinos y llenábamos la casa. Eramos hordas de cómo 30 niños gritando para agarrar los dulces de la piñata, muahaha. Y por supuesto, con coreografías de tooodas las canciones de Xuxa para la ocasión.

Por algún motivo esta familia se cambiaba bien a menudo de casa, pero siempre dentro del sector. Casi me morí cuando de un momento a otro se fueron lejos y ni siquiera pude despedirme de mi “yunta”. Mi vieja trató de averiguar de su paradero, pero nada se supo.

Mil años después, cuando iba en primer año de U, iba yendo al pan y una niña ya no tan rubia aunque igual de flaca y pecosa me habló. Era ella! Me contó que se había ido a vivir a Vitacura por un buen tiempo, y que incluso seguía un colegio de por allá (el Antártica o el Amanda, no me acuerdo) pero había vuelto a la casa de la abuela a minutos de nosotros. Tenía tan buenos recuerdos de mí como yo de ella, y me dio su teléfono. No recuerdo si le di el mío. Lo que sí sé es que nunca la llamé, de puro mensa.

Así que si alguien por esas casualidades de la blogósfera sabe algo del paradero de Janaina Henríquez Hevia (O Hevia Henríquez…? Nunca me acuerdo!), cuéntenle que éste es mi cuchitril, que éste es mi correo, que le mando muchos saludos y que me encantaría saber de su vida. De parte de una Hormiga ingrata.

P.D.: Después de la tormenta de ese día volví a usar la tarjeta de llamadas. En resumen, pude hablar con mi vieja y además de alguna manera se corrigió el error y tengo mis casi 600 minutos como corresponde. Wii…!! :D

*Imagen desde bcuw.org

Así que luego de tanta somnolencia, desperté bien pasado el mediodía -… cof cof-, me puse las primeras “pilchas” que encontré, shorts del Hormigo inc., e intenté llamar a mi vieja a Chile. La primera mini-rabia me dio cuando escuché el saldo de la tarjeta. La había recargado el día anterior en vez de comprar una nueva, porque daban un 10% más de minutos. Lo que nadie agregó es que el valor de dichos minutos cambiaba con la recarga, entonces con los mismos dólares que salía comprarme una tarjeta nueva con 500 minutos, sólo obtuve 120 y tanto esta vez. Me sentí absolutamente estafada.

“Filo”, a llamar a la casa. Luego de eternos minutos donde hay que marcar la clave de la tarjeta (de hermosos 10 dígitos), escoger unas cuantas opciones y finalmente marcar el código de país, ciudad y número a llamar, había que rezar para obtener tono de marcado. Pero claro, con los días medio “atormentados”, los teléfonos no funcionan bien y como a la 10ma me contestó mi vieja. Yo le escuchaba clarito, pero ella me decía a gritos que se escuchaba cortado, pésimo. Le colgué y llamé a mi tía, pero se escuchaba igual de mal, por lo que no hubo caso de conversar. Me vino un romadizo como de “cabro chico”, hice unos pucheros y casi lagrimeo, porque ya hace 15 días que no hablamos y tengo muchas ganas de conversar con mi familia.

Sentada frente al pc tuve algo de consuelo, porque mi tía justo me había enviado un mail contando algunas novedades y enviando saludos. También había un ataque cardíaco de Doňa Suegra, a la que recién ayer le contamos que yo estaba acá y no en Chilecito como ella creía. Que no lo podía creer, “pero cómo”, “cuéntamelo todo”, etc. Igual debe estar sentida porque seguramente quería verme post-operada - … no me ve desde los días en que estuve internada-, preguntarme por el Hormigo y enviarle algunas cosas. Además quería hacer una despedida con bombos y platillos, pero a pesar de que ambas nos esforzamos - … al menos yo- , nuestra relación termina pareciéndose a la de la Morena con la mamá del Waifo, entonces preferí abstenerme. Afortunadamente el Hormigo está acostumbrado a las reacciones de Doňa Suegra y se lo toma “con Andina”. (Para los colegas blogueros de otros países, significa que no se hace problemas.)

El fin de semana estuve leyendo sobre la dimisión de la decana de admisiones del MIT por haber falseado información sobre sus títulos. No pude dejar de recordar la renuncia de Alberto Etchegaray, anterior superintendente en la SVS, quien fuera portada de los medios de comunicación hace pocos días atrás, y del curriculum falseado de Catalina Depassier, de Chiledeportes. A pesar de que no hubo menciones directas o alusiones en la noticia del MIT, sentí que quedó en el aire una cierta justificación, un sentimiento de “si pasa en Estados Unidos, cómo no va a pasar acá”. No les parece que ese conformismo es un poco mediocre?? Lo mismo pasa cada vez que hay escándalos de corrupción; la gente ya ni se inmuta. Sólo una cosa me queda clara: bien no vamos.

El Hormigo me contó que tendrá unas salidas a terreno con sus pequeños monstruitos y está permitido que yo lo acompañe al menos a una de ellas. Voy a conocer a varios de sus colegas, a sus alumnos, y voy a recorrer un nuevo lugar de esta enorme ciudad. No les cuento más para no arruinar la sorpresa =P.

Muchas gracias por las visitas, sobre todo a los chilenos residentes en otros lados que me han dejado tips, y bienvenidos los nuevos coleguillas. Apenas termine esta publicación pasaré por sus rincones como es costumbre. Que tengan una buena semana! ;)