Me queda una semana exacta para terminar este año académico por fin. Llegué a duras penas y me quedan dos evaluaciones más, pero luego de eso podré descansar y flojear por algo más de un mes sin culpas.

Hoy venía saliendo de la universidad con una amiga tras unas horrorosas evaluaciones de anatomía. Tomamos la micro, cansadas, y nos sentamos atrás por el lado del chofer, pero sin alcanzar a quedar frente a la puerta trasera.

A los cinco minutos de recorrido, sentimos un ruido, saltaron vidrios y polvo, y la micro pegó un frenazo. “¡Chocamos!”, fue lo primero que pensé. Casi instintivamente, todos miramos hacia atrás esperando ver la micro como acordeón, otro bus en estado deplorable o huellas del accidente.

De repente nos damos cuenta que el chofer se había bajado con un fierro y estaba tratando de golpear a un tipo de unos dieciocho años que había arrojado una piedra a la puerta de atrás, cuyos vidrios estaban hechos añicos. Un señor que venía detrás nuestro me mostró “el camote”. Si yo empuñaba y juntaba mis manos podía asemejar un poco el tamaño de la piedra.

Afuera llegó un carabinero fofísimo, exigiéndole al chofer soltar al tipo que había apedreado la micro, que forcejeaba tratando de escapar del lugar. El paco trató de ponerle las esposas, pero el delincuente tironeaba, pateaba y garabateaba como poseído por el demonio. Trató las tácticas del despistado que no sabía nada, el del enfurecido “choro de pobla” y finalmente se puso a llorar. En el acto apareció un tipo bajo y gordo con un bate de béisbol escondido en la espalda, quien se puso detrás del chofer, junto con aproximadamente seis personas más, todas defendiendo al flaite.

Llegó el furgón con tres carabineros más, y tomando de los brazos al cuma, intentaron meterlo a la camioneta. Fue aquí cuando comenzó la supuesta madre del sujeto a gritar voz en cuello por la discriminación hacia su hijo, que “puro quiría subisse la micro pa’ irle a buhcal pega”.

Los carabineros estúpidos tomaron un par de notas en un block pequeño, de mala gana, ante los reclamos de los pasajeros, claramente sin intenciones de dejar constancia ni mucho menos denuncia. Hecho esto, y observando cómo el sujeto amenazaba a un joven y un par de señoras hacia dentro de la micro, luciendo supuesta influencia delictual en el sector, los de verde simplemente lo dejaron ir.

Todos en la micro alegábamos, pero nadie se atrevía a bajar. El sector es conocido como un barrio con altos niveles de delincuencia, y uno trata de pasar lo más inadvertido posible, sobre todo si hay que desplazarse frecuentemente por el sector para trabajar, estudiar, etc.

Tuvimos que conformarmos y partir con una sensación de derrota y de violación de la poca seguridad y protección que nos quedaba. Con mi amiga, simplemente no podíamos creerlo. Lo único que logramos sacar en limpio fue que si alguno de los candidatos propusiera restaurar la pena de muerte –ahórrese la lata el complejo-de-leguleyo con lo de los tratados internacionales y mierdas de derechos humanos- votaríamos por él sin pensarlo y hasta ayudaríamos en el comando respectivo.

No sé en qué mundo viven los estúpidos gobernantes que tenemos, que en vez de intentar mover un dedo contra la delincuencia, pierden tiempo y tribuna en los medios cerrando páginas en internet que denuncian estos hechos llamando a la población a ser más proactiva ya que nadie nos defiende. ¡Acallan nuestra voz! ¿Democracia? Ja! Ya sólo va quedando el comienzo de los linchamientos públicos. ¿Quieres justicia? JA! ¡"Pitéate un flaite"!

Estos días han sido hueveados para mí. Me han dicho “yeta”, “meada de gato” y me han recomendado más de algún cura exorcista, jeje.

Pero para las malas suertes anteriores había estado más bien sola, o con mi puro pololo aperrando al lado, siendo el único leal. Esta vez en cambio supieron varios amigos, que me han ayudado con los trabajitos de la u a último minuto hasta por MSN, o que llamando para saber de mí ahora que están de vacaciones, me encontraron con el estómago apretado y aprovecharon la ocasión para recordarme que están ocupados, y que de repente hasta se desaparecen, pero que están ahí, atentos.

Por medio de estas pocas líneas quería agradecerles. Fue realmente reconfortante escuchar voces amigas "tirándome pa' arriba", recordándome que pasara lo que pasara en cualquier ámbito, estarían cerca.

Un abrazo gigante para uds. No necesito decir quiénes son, porque lo saben demasiado bien. :)

Fueron bien fomes las fiestas. Espero que quienes lean esta “colucna” lo hayan pasado mucho mejor. Honestamente me conformo con que mis vibras de que este año sea mejor hayan tocado la sensibilidad de ese Dios ingrato –ingrato, sí, como el Nico- y nos mande alguna cosita más sabrosa. Por lo menos la cosa empezó a mejorar de pelo cuando comencé despidiendo el año junto a mi pololo aperados de quesos ricos, galletitas y un chardoney blanco heladito. La cena continuó con pollito al cognac y su adictivo caldito. ¡Ñam ñam!

Mañana comienzo oficialmente –si es que no mueven de nuevo las fechas- mi semestre de verano. Porque este pastelito se ha echado anatomía y para no atrasarse –tanto- tendrá que estudiar no más. ¡A pasar calorcito rico!

Lo único que espero es no encontrarme con una fulana que me ha estado haciendo mini shows en la universidad. (¿Alguien se acuerda de cuando amiga A y amiga B se volvieron desagradables…?) Mientras más tranquila la cosa, mejor.

Por lo menos algunos de mis amigos parecen estar en un pie más alegre. Una de ellas nos escribió contándonos que se casaba – o cazaba- con su novio judío y tan divorciado en marzo. Es una gran mujer así que sólo resta desearle éxito. También me habló por MSN una compañera de colegio que tuvo guagua hace poco, en un tono muy melancólico y cobrador de sentimientos, para desearme felices fiestas. Creo que iba a seguir escribiéndome un testamento –mientras yo estaba en modo “no disponible” y supuestamente lejos del pc- pero el angelito malo que me gobierna estos días "cometió un error" y MSN se cerró misteriosamente... Ya me sentiré culpable por ello para compensar, cof cof.

No sé cómo cerrar estos párrafos. Están bastante inconexos. Sólo queda desear unas felices fiestas a quienes caigan en estas ciber-tierras y enviar todo mi odio a quienes están de vacaciones por estos días. Sólo hasta el 26 ó 27 de enero, lo prometo, jejeje