RATONEANDO - Main Blog
Thursday, October 06, 2005
japi niu yiar
Hace bastante tiempo que no escribo en el blog. Por un lado muestra mi poca constancia y por otro lado es bueno, ya que últimamente sólo lo utilizaba como vertedero mental –o “espiritual” si lo quieren ver desde una perspectiva más… siútica, je- y ya estaba quedando cargado a la cebolla misma.

Aunque no podemos quitarle mérito. Hubo alguna que otra felicitación loca por el estilo narrativo, etc. Un amigo que estudia periodismo –y por cierto escribe muy bien- me decía que lo encontraba hasta “bien redactado”. El máximo piropo fue reconocer la influencia de Marcela Paz en los textos. ¡O sea!

Estoy en época de relajo. De hecho, hace muchos años que no recordaba haber podido descansar así, tan a concho, sin sentirme culpable por nada, sin tener cosas fundamentales pendientes. Es que al final pisé el acelerador, me senté a conversar conmigo misma sin interferencia alguna para sincerarme.

Decidí cambiarme de carrera, y en último minuto dar la famosa prueba por enésima vez aceptando regresar a mi ex casa de estudios, dando ejemplo de que los escupos al cielo sí se devuelven. Decidí que, aun cuando en el momento me diera lata, vergüenza, etc., no podía permitir que me influyera la opinión ajena en cosas fundamentales. Decidí que la opinión de mi familia, súper válida y siempre bien intencionada, sólo iba a tener el peso de una opinión. Decidí valorar a esos pocos pero buenos amigos. Decidí no volver a tenerme lástima, ponerme de pie y comenzar a vivir, como corresponde. Decidí que uno tiene que crecer se quiera o no.

En esta vorágine me encontró el día de mi matrícula. Partí a mi futura escuela, acompañada por mi fiel compañero -el polologro-, con una mezcla de incredulidad, asombro y pocas ganas de querer encontrarme con alguien.

Llegar a la escuela y encontrarme con ese guardia sonriente y bonachón me recordó inmediatamente a la Lilo, mi primera golden, que llevé a la clínica veterinaria ubicada en ese mismo recinto. Me alegré tanto recordándola. Me atrevería a decir que con ella comenzó ese amor a los animales que fui descubriendo.

Seguí avanzando por el pasto y la sombra refrescante. No hace ese calor sofocante del departamento, del “centro”. Me sentí incluso fuera de Santiago, con aire más puro –mejor dicho, “menos contaminado”- nada de ruido de locomoción, nada de gente apurada, nada de stress. Simplemente fantástico.

Llegó un amigo de años que estudia ahí y, luego de felicitarme, nos hizo un tour por la escuela. La encontré tan acogedora. ¡Hasta tiene salamandra una de las salas! Incluso por “la buena onda” nos pusimos de acuerdo para vacacionar unos pocos días juntos. Estuvimos como cinco horas en la escuela, y era tan agradable todo que no nos dimos cuenta.

Tomamos la micro de regreso –ese regreso que tendré que hacer a diario en un tiempo- y de pura felicidad me tomé dos helados de piña. Me sentí más liviana por dentro, casi purificada. Era la mejor manera de partir el año.

A ver qué aventuras se vienen más adelante. Sólo espero que me sienta igual de positiva y purificada cuando esté ante un libro gordo lleno de nombres extraños por memorizar alguna noche tipín cuatro de la mañana, je.



Contacto a tiroalblanco@gmail.com (Prometo leerlo xD)

 
posted by C. at 5:40 PM | Permalink | |


0 Comments: