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Friday, February 23, 2007
Hmm... "varios".
Hace bastante que no actualizaba. A pesar de que había cosas sucediendo, preferí dejar pasar el tiempo un poco.

Estuve en la playa un par de semanas, ayudando a mi vieja en un negocio de verano que se le ocurrió. Básicamente trabajé todo lo que pude para que el día a día se me pasara rápido. Estaba súper deprimida, porque tuve una pelea muy grande con una tía y con mi viejo. Todavía no entiendo muy bien el trasfondo del asunto, pero partiendo con una tontera casi anecdótica, salieron frases del estilo “por qué no te vas de una vez”, “esta familia de mierda me tiene arruinado”, “te voy a sacar la mierda a combos”, acompañadas de gestos violentos, mientras yo observaba todo en shock, como cuando uno ve una película, desde afuera, en total negación…

Cuando volví, el asunto estaba igual de tenso, y con las semanas no ha mejorado en lo absoluto. De hecho es casi una nueva mega-pelea esperando a pasar, y me es muy desagradable vivir en estas circunstancias.

Fui al médico. Me encontró muy bien. 23 kilos menos en dos meses y medio. De hecho, me encontró “tan” bien que quiere que siga tratamiento acá hasta Mayo para irme “sanita” a USA. Se me cayó el mundo encima y lloré toda la tarde. El trato era que si yo estaba bien, en Marzo me derivaban a otro equipo médico igual al que me está viendo ahora. Lo conversé con una amiga y me dijo que tenía que hablar lo que estaba pasando. Mal que mal, nunca ha sido mi intención dejar botado el tratamiento, sino sólo continuarlo en otro lado para poder viajar a reunirme con mi marido. Al final esta otra semana tengo cita con otro de los doctores, y voy a explicarle cuál es mi panorama, con la esperanza de que me dejen partir antes.

La verdad es que ando con el ánimo en los pies. Me cuesta mucho hablar por teléfono con el Hormigo, porque me dan ganas de lloriqueármela toda, así que he hecho más uso del MSN estos días. ¡Lo siento tan lejos…!

Para rematar, viene mi cumpleaños pronto, y todos los años algún familiar se las arregla para dejar la escoba. Me duele el estómago de sólo pensar que se acerca “la fecha”. Más encima, voy a tener que poner la cara sola este año. ¡Argh!

Lo rescatable de esta semana es que tuve mi entrevista en la embajada. Luego de sufrírmela toda (no les gustó la foto que entregué y tuve que correr con sendos tacos por Vitacura buscando un estudio fotográfico para no perder la hora), me dijeron que la visa estaba ya aprobada, y al día siguiente me la entregaron. Así que sólo queda solucionar lo de la fecha para reservar pasajes y partir.

Alma, la niña que iba a someterse a cirugía este martes, me mandó su celular. Le mandé un mensaje de texto mandándole ánimo, ya que seguramente no está para hablar y lo que menos quiero es incomodarla. ¡Fuerza, cabra!

Saludos, colegas blogueros. Disfruten los últimos días de las vacaciones.


(*) Imagen tomada desde biblioragazzi.files.wordpress.com. Mafalda pertenece a Quino.


 
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Tuesday, February 06, 2007
¡Enojada!
Salgo en el auto. Tengo suerte, porque habitualmente las camionetas de la panadería cercana a mi casa están estacionadas sin conductor visible frente a mi portón y hay que entrar por atrás del local, rogarle al menos a tres fulanos y esperar a que alguno se digne a mover los vehículos.

Me dura dos metros la suerte, porque siendo una calle pequeña, hay un camión de Cocacola a una orilla y otro de alimentos atravesado. En la mitad, un asunto metálico para trasladar las bebidas, etc. Bajo el vidrio y con amabilidad le pido al hombre que mueva el carro un poco porque el auto simplemente no cabe. Lo hace a regañadientes y me insulta. Otra mujer que venía en sentido contrario se queda garabateándolo a su vez. Desde la esquina todavía puedo escuchar los gritos.

Llego al Banco de Chile de Cantagallo, donde tengo una “gloriosa” cuenta vista –dicho sea de paso, llena de cobros fantasmas de mil y tantos pesos todos los meses-, para depositar unas lucas. Una vez en la ventanilla, el cajero me dice que no puedo usar las cajas exclusivas para clientes porque no soy titular de cuenta corriente, siendo esta una nueva disposición del banco a partir de esta semana, que me retire y haga la otra cola de las cajas “normales”. Estoy picada por lo del camión de Cocacola, así que respiro profundamente, saco mi mejor sonrisa y con toda educación y amabilidad le explico que soy cliente del banco, por lo tanto esa fila sí me corresponde. El cajero mira el techo con hastío y ¡llama al guardia! Otros quince minutos más de cola. Había una mujer en la nueva caja.

Hormiga: Buenas tardes. ¿Sería tan amable de explicarme por qué siendo yo cliente no puedo usar las cajas destinadas para ellos?
Cajera: -Levantando la ceja- ¿Es usted titular de cuenta corriente?
Hormiga: Ehh… no.
Cajera: Ah, ya. Está claro entonces.
Hormiga: ¿Acaso porque tengo productos distintos a la cuenta corriente paso a ser nadie en este banco? – Se escuchan alegatos de la gente atrás mío, apoyándome. Muchos somos clientes clase B del banco. – Para qué te pregunto si tienen un sistema para dejar reclamos o sugerencias…

La cajera me observa con sarcasmo, me entrega con fastidio el comprobante de depósito y llama al guardia, quien se rasca el quepis y estaciona su humanidad al lado mío esperando instrucciones.

Me voy furibunda. Se acallan por arte de magia las quejas de los otros clientes despechados. Han apagado la voz de la turba.

Mientras me subo al auto, recuerdo cómo a una mujer de soporte técnico que no trató con suficiente educación al hormigo por allá por las tierras del tío Sam, la despidieron ese mismo día. Eso se llama servicio al cliente. Esto, es una burla. Echo maldiciones mentales, y ruego por que el tiempo se me haga corto y pueda largarme de esta ingrata, larguirucha y chueca faja de tierra.

Patriotas hasta el tuétano, favor de abstenerse.


(*) Imagen extraída desde rohaiju.blogia.com

 
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