A todo esto, jamás terminé de contar la teleserie con mis compañeras de universidad.

Cuento corto, hablamos con amiga A y decidimos estudiar solas en mi casa. Incluso nos trajimos un cadáver que ni vimos y sólo sirvió para que el auto de mi viejo huela a rayos…

Las niñas “no-te-presto-nada” ni se inmutaron –al parecer- porque no fuimos y nos siguen hablando como habitualmente. La única gran taimada que hasta nos quitó el saludo fue amiga B… ¿ahora ex – amiga B?

Sabemos que fue “la gran taimada”, pero sospechamos que también “la gran perdedora de la jornada”, porque la escuchamos reclamar que se había equivocado en varias respuestas de la prueba a pesar de la maratónica jornada con las mateas. Para rematar, no quiso estudiar con amiga A en un ramo que yo me eché –hastalosavionessecaen,ja- ni prestarle los textos, pero le fue peor. O sea, estaba hecha un ovillo de rabias.

Lo interesante va a ser cuando se la caguen de nuevo las niñas “no-te-presto-nada” si sus reclamos eran verdad… nada de raro que quisiera buscarnos la buena con cara de “buena onda”. Plop!