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Thursday, October 06, 2005
Crónica de una amistad anunciada
Llevaba ya enojada un tiempo con un amigo de años. Los roces comenzaron hace casi dos meses, en aquella época en que yo comenzaba a enloquecer en la U, donde, después de un mes de paro y otro mes lleno de enfermedades en que no debo haber ido más de 7 días ese mes a clases, comenzaba a rendir evaluaciones atrasadas. Digamos, unas dos por día, tres semanas sin parar, sábados incluidos. Les suena el término “overburning”…?

Imagínense cómo sería la hecatombe doméstica… y cómo sería mi humor… ¡glup!

Esa tarde, este cabro –bueno, hace rato ya que dejó de ser cabro, pero dejémoslo así, hehe- tuvo la ocurrencia de juntarnos a comer pizza en mi casa. A regañadientes acepté, a pesar del cansancio y de haberle advertido del desastre (aunque creo que nadie podría imaginar el nivel cof cof). Sonó el timbre, entró una caja de pizza seguida de una poncherita poca. Ahí estaba, polera blanca, y buzo plomo claro, los que pronto serían ensuciados sin piedad por mis delicadas perritas… cof cof…

Primero unos incisivos comentarios sobre la hecatombe casera, luego sobre las perras, y por aquí y por allá terminamos comiendo la pizza en silencio para finiquitar con un interminable paseo a las caninas, sin cruzar palabra hasta que él, hastiado, se retiró.

Le mandé un correo contándole lo mal que me había hecho sentir, por esas y otras cosas más, tratando de ser asertiva y firme, pero sin malas ondas. Incluso le pedí a mi pololo que lo leyera, para asegurarme de contar con algo de objetividad. Pero mi mail fue mal recibido, y cortamos todo contacto.

En ese momento me sentía ofendida, y aunque no tenía problemas en disculparme por mis pesadeces, esperaba que el muchachote diera el primer paso. Nunca ocurrió. Y llegó el instante en que tuve que cuestionarme si la amistad realmente valía la pena como para jugármela, considerando que soy muy orgullosa y me cuesta mucho dar “primeros pasos”.

Tuvimos otro acercamiento bien frío por MSN, con mi pololo tratando de interceder a su manera, pero nuestras posiciones no parecían acercarse mucho, y vi que en verdad se podía ir al tacho un amigo de años.

Pasó otra semana.

Una noche estaba leyendo en Internet un artículo de psicología, y hablaban de ciertos estereotipos y personalidades. Entre la información, se tocaba parte de lo que, según mi terapista, formaba parte de mi diagnóstico cuando me dio depresión. Esas frases -en las que no quiero profundizar- calaron hondo en mi cabeza. Supe que muy probablemente no cambiaría nada de este puto mundo -y bien puto que es a ratos- pero que por lo menos quería ser mejor persona.

Me dejé llevar por el arrebato del momento, y como ya era tarde para llamar, escribí un último correo. Le expliqué al muchachote que lo estimo mucho, que en realidad sentía mucho haberlo hecho sentir mal, y que quería limar asperezas de verdad. Que quería darme una última oportunidad para arreglar las cosas, o que el partido no muriera al menos con la pelota en mi lado. Lo invité a un asado. Aceptó.

Cuento corto, el asado “funó” para el día previsto y fue adelantado. Él no pudo ir. No nos hemos visto desde entonces. No sé cómo será ese “encuentro”, pero igual tengo una mezcla de nervios, vergüenza, qué sé yo…

Ya relataré cómo terminó todo, pero sólo espero dejar atrás el capítulo, para poder volver a sentarme con este tipejo y ganarle una vez más en el Need For Speed.



He visto que esto ha tenido visitas y comentarios. Los agradezco mucho. (Hay algunos blogs de visitantes que son demasiado buenos!! pueden llegar a ellos yendo a la sección de comentarios y pinchando sus nicks) Como saben, la sección de comentarios está activada, hay un libro de visitas y el fiel tiroalblanco@gmail.com .

 
posted by C. at 5:48 PM | Permalink | |


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