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Friday, June 09, 2006
Los hombres y... ¡los mocos!
Iba manejando por la zona oriente de la ciudad. Me detengo ante una luz roja, miro el automóvil del lado, y me deleito con la agradable visión de un atractivo conductor tras el volante. Decidiéndome por el descaro, le doy mi mejor sonrisa, mientras agradezco en mi interior que el semáforo sea de tres tiempos.

Es entonces cuando mi lujuria – si se le puede llamar así, jeje- es reemplazada bruscamente por la sorpresa y termina en el mayor de los ascos: el flamante sujeto se acomodó en el asiento, y tras pasarse olímpicamente el dedo por el cogote, termina urgueteando en su nariz como su estuviera en la mitad de su casa, mientras mira hacia el infinito. ¡Puaj!

Luego de tamaña decepción, me fui observando a más conductores, supongo que con la esperanza de encontrar a otro “estupendísimo” que mantuviera la paz con sus orificios nasales. Nueva sorpresa: prácticamente cuatro de cinco sujetos de mi investigación casera revolvían sus cavidades y algunos no podían ocultar su cara de satisfacción.

Aprendida la lección de no espiar más a mis conciudadanos, me vino la gran duda: ¿qué resultará tan irresistible en las verdes secreciones que le crea al nuevo sexo débil –cof cof- la necesidad de mostrarlo en público? Y por otro lado, ¿qué opina el resto de las mujeres de este “ritual urbano”?

Respetadísimo lector, si tiene alguna teoría, opinión o chascarro al respecto que desee compartir, ¡haga clic al final de esta reflexión!

(*)Imagen tomada desde jeje.com
 
posted by C. at 11:53 PM | Permalink | |


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